El proyecto apareció en 2019, para minimizar la pérdida de producción y aumentar los ingresos del agricultor. El desperdicio de alimentos se centra en dos problemas principales: (1) los productos de calidad inferior no llegan al mercado; (2) El agricultor no tiene tiempo para articular las ventas. El tema se planteó junto con el agricultor Tomi, a través de un estudio previo que sentó las bases para la construcción conjunta del Proyecto Rebola Queixo.  

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El proyecto se llama "Rebola Chin", porque es un término que el agricultor utiliza a menudo,  que traduce la idea de comer (el acto de masticar da la idea de “rodar la barbilla”).  

Para solucionar estos problemas, creamos un modelo de canasta que apoya al agricultor, evita el desperdicio y aumenta la diversidad alimentaria de las familias que apoyan el proyecto.  

Formamos un grupo con personas dispuestas a probar diferentes productos, sin elegir lo que viene en sus canastas. Los productos de buena calidad que están fuera del estándar del mercado o los productos que no se pueden vender a través de la Cooperativa de Agricultores Orgánicos son parte de los artículos de la canasta. A cambio, el grupo accede a alimentos a mejor precio y puede conocer quién produce lo que hay en la mesa de su familia.  

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Las entregas se realizan a domicilio de los clientes de camino a un punto fijo ubicado en Santo Amaro (quienes viven después del punto fijo recogen su canasta). La idea es reducir el coste logístico y la huella de carbono del grupo. El pago se realiza mensualmente, lo que asegura un ingreso mensual fijo para la familia del agricultor.